Al principio del libro ofrece una breve metáfora sobre la arquitectura y la vida. Alberto Campos intenta transmitir a través de la comparación de la arquitectura con subir escaleras, con saborear, disfrutar la carrera de arquitectura. Por otro lado, nos advierte, a través de la comparación de bajar escaleras, con la peligrosidad de no ser impaciente y recordar, que hay momentos en los que no se puede tener prisa, ya que pueden llevar a un gran problema.
Seguidamente, el autor proporciona la siguiente pregunta: ¿qué es ser arquitecto? Parece que en la sociedad, el arquitecto se puede ver solo de dos formas: el simple constructor de edificios, o el gran creador. Alberto nos proporciona la segunda visión. En esta te hace abrir los ojos acerca de todo lo que engloba ser arquitecto. Un arquitecto es aquel que sueña con los deseos de su cliente para hacerlo realidad, que piensa y visualiza cosas que puedan construir en un futuro y que las hace realidad posteriormente.
La carrera de arquitectura es una carrera de largo recorrido que te hace convertirte en una persona sabia del mundo que te rodea y, además, te proporciona un don que las demás personas, no podrán tener, el don de ver el mundo con otros ojos, de saber apreciar la belleza en algo que los demás ven insignificante.